viernes, septiembre 09, 2005

PASEO




Hay sitios en la costa hermosos y mágicos. La aterradora cercanía del mar, el gran reino liquido, la insondable dulzura de sus olas, los peces que circulan por sus venas, su arena suave fruto de la violencia. La costa de Oaxaca es una frontera zigzagueante que nos deslumbra y nos llena los sentidos de sol quemante, de olor a sal, de verde esplendente. Ahora que estamos aun en la época de lluvias, nos abruma con el denso follaje de su selva, sus árboles que descienden en vastas legiones de sus cerros hasta quedar a unos metros apenas del agua en perpetuo movimiento.
Me encuentro como pasajero de una lancha, el conductor ha apagado el motor y enfrente de nosotros, la belleza contundente de la playa de Riscalillo. Es la vida misma llena de una diversidad liquida y sonora, nuestros sentidos que se adhieren a la piel azul del agua, el cielo reflejado en ella es parte de nosotros.

Despues de un viaje que se antoja demasiado breve, no importa cuantas horas hayan sido, regresamos a nuestro punto de partida. Otro lugar de descubrimiento, otra playa, el mismo cielo.

1 comentario:

Fernando Amaya dijo...

ala, que a ver si funciona, chido ey dos de la mañana, lluvia mosquiros màs lluvia. Llueve detràs de mis frontales una canción sin versos sin rimas melodía de mar agreste y tierna.